PUNTO ACTUAL

La constante es la creación de atmósferas lumínicas y experiencias sensoriales a partir de compartir esa creación.

A lo largo del proceso esa constante se ha relacionado con diferentes conceptos como imagen virtual o material, analógico, digitalización, artesanía o magia. Todos siguen estando, pero dependiendo del momento unos vibran más que otros y ahora es el turno de la magia. Sigo pensando en la magia y en que la física es magia. No quiero creer que es solo fruto de la ignorancia y tampoco que es un concepto cheesy, quiero creer en la MAGIA COMO DISIDENCIA.

Encuentro un posible lugar de disidencia desde el momento en que puedo dedicar a una cosa un tiempo dislocado de mi ritmo cotidiano y urbano, cuando aparece la posibilidad de fascinarme y darme el espacio para vivir esa fascinación, también cuando no niego otros posibles.

Cuando tenía 8 años la madre de mi amiga Ruth me llevó a casa. Le dijo a mis padres que no podía seguir jugando en su casa porque ya no estaba jugando, me estaba peleando mucho con Ruth. Al marcharse esta señora desagradable, tuve que dar explicaciones de la pelea. Ya no podía ser nunca más amiga de Ruth, simple y claramente porque yo no puedo confiar en la gente que no cree en la magia y mucho menos en una niña de solo 7 años que te dice: “La magia no existe”.

No confío en alguien que no cree en otros posibles, en lo imposible, no cree en las cosas que no puede palpar, en las cosas que no puede ver o que la ciencia no le puede explicar. Otros mundos son posibles aunque no los conozcas, no? Los unicornios existen, los rinocerontes son una clara especie de unicornio. Si no fuera por la gordofobia los rinocerontes serían considerados unicornios.

¿No crees en la magia porque no crees que las cosas se puedan transformar?

¿La tendencia estética flourescente actual es un grito a lo mágico o solo una predecible estética futurista?

Sigo teniendo miedo de lo cheesy. El haber dejado de creer en la magia es un problema primermundista.